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Hay momentos que uno sabe, en el mismo instante, que son importantes. No hablo de cuando estas parado en el podio el día de la graduación o cuando alguien es elegido presidente. Hablo de cosas que te pasan sin avisar, un día cualquiera, de repente, sin aviso tu cabeza se dispara y todo se pone en cámara lenta y  piensas “esto lo voy a recordar para siempre”. Como si fueran esas fotos amarillentas en tono polaroid de esquinas redondas, esas que se usaban tanto cuando era pequeño. Los momentos así se guardan en mi mente. Cosas que tienen un sentido especial. Como esa brisa que pasaba en mi espalda mientras enterraba a mi Mj, o  el color del sol que se reflejaba en la ventana del avión durante mi último atardecer en antofagasta, o esa estrella fugaz tan grande que pasó justo cuando mantenía una conversación con kayla que sin querer reveló algo que estuvo oculto por mucho tiempo y que me dejó completamente vulnerable. Puede ser que este sufriendo de algún un síndrome nostálgico previo a mi cumpleaños , pero cuando pienso  en todas esas velas  apagadas junto a mis seres queridos estoy seguro que cuando muera veré todas esas hermosas fotos pasando a mil por hora en mi mente y al fijarme, por última vez, pensaré que la vida fue buena conmigo al final.


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